La Industria de Alimentación y Bebidas en España es un auténtico motor de crecimiento, contribuyendo a la riqueza y al desarrollo de una de las primeras economías de la zona euro. Supone, ni más ni menos, que el primer sector industrial del país.
A pesar de que los indicadores prevén que de nuevo se avecinan curvas, la producción real actual (al primer semestre 2019) ya supera los niveles anteriores a la crisis (año 2007). La industria de alimentación y bebidas en España se consolida como el primer sector industrial en superar los 100.000 millones de euros en producción. En términos reales, el sector crece año tras año y se acerca a la barrera de los 120.000 millones de euros. La contribución de la industria de la alimentación y bebidas al total de la economía nacional es decisiva y se ha traducido en una aportación cercana al 3% del PIB y representa el 16% del total de la industria y el 20% de la manufacturera.
Cambios en las estructuras comerciales
La afiliación a la Seguridad Social en la industria de alimentación y bebidas cerró diciembre 2018 con un aumento del 3%, continuando la tendencia de crecimiento continuo y consolidado que el sector lleva encadenando cinco años consecutivos. El sector sigue apostando por el empleo femenino que ya representa el 36% por encima de la media nacional. Además, este colectivo amplía su visibilidad sobre todo en el área de innovación, donde cerca del 46% del empleo generado en I+D es ocupado por mujeres.
De esta manera, la industria de alimentación y bebidas cuenta en 2018 con casi medio millón de personas ocupadas (426.300 afiliados), destacando al sector como elemento estable económico y social que contribuye a la generación de empleo y, por tanto, a la fijación de población.
La industria mejora su dimensión organizacional constatando un significativo aumento del 8% en el número de empresas, el mejor registro obtenido en los últimos diez años. Así, la suma de 2.324 nuevas incorporaciones ha permitido consolidar un tejido empresarial más sólido que ya cuenta con un total de 31.324 empresas agroalimentarias. Este importante avance en el número de operadores también se ha reflejado en el progreso de la dinamización del sector, que ha mejorado su estructura empresarial con respecto a 2017 al verse incrementado hasta en un 14% las grandes empresas que corresponden a más de 500 empleados.
Exportaciones internacionales y crecimiento económico
Por otro lado, las ventas internacionales vuelven a superar en 2018 los 30.000 millones de euros en exportaciones (30.470M€). La actividad de la industria en el mercado internacional sigue manteniéndose como pilar de desarrollo para el sector y para la economía nacional y europea; permitiendo continuar con un saldo comercial positivo por valor de 8.025 millones de euros y acumulando así once años de superávit en la balanza comercial. El sector es un auténtico embajador de la “Marca España” en el exterior”, suponiendo un cimiento de la calidad diferenciada europea (denominaciones de origen, indicaciones geográficas protegidas, etc.) en el resto del mundo.
Como muestra de la competitividad de España en el mercado internacional, nuestro país escala un nuevo puesto en el ranking exportador y se sitúa como la 4ª economía de la Unión Europea tras superar a Italia. Dos tercios del total de las exportaciones se destinan a la Unión Europea que se mantiene como nuestro primer socio comercial, encabezado por Francia (4.783M€) y seguido de Italia, Portugal, Reino Unido y Alemania. Completan el cuadro de los diez primeros destinos Estados Unidos (1.728M€), China, Países Bajos, Japón y Bélgica. Hay que subrayar el significativo avance de Filipinas, quien ha aumentado 8 puestos en el ranking y se sitúa dentro de los 20 primeros países de destino.
Desafíos futuros
Pero todas estas noticias alentadoras no deben desenfocar los próximos retos que debe afrontar la industria española.
- Contribución a una sociedad más saludable: el propio Ministerio de Sanidad está totalmente comprometido con la reducción real de azúcares añadidos, grasas o sal en los alimentos y las bebidas. Es necesario enfrentar los altos índices de obesidad y sobrepeso, el colesterol, ácido úrico, la diabetes tipo II o las enfermedades cardiovasculares; todo ello ligado a la alimentación y que aparece en edades cada vez más tempranas
- Protección contra la intoxicación alimentaria: los últimos brotes de listeriosis y otras infecciones/intoxicaciones agroalimentarias, demuestran que el control cada vez es mayor y más eficiente. Sin embargo, no se puede bajar la guardia lo más mínimo.
- Minimizar el desperdicio: el desperdicio alimentario y la gestión de los residuos/subproductos de la industria agroalimentaria han de ser abordados de forma holística, consiguiendo su minimización o eliminación total, cuando esto sea factible.
- Un futuro sustentable: es importante destacar los avances de la industria alimentaria en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, donde el fomento del empleo, la igualdad de género, el desarrollo del entorno rural (España vaciada), la apuesta por la innovación o el hambre cero son asuntos que están siendo abordados de forma responsable.