Las operaciones comerciales están fuertemente influenciadas por el conjunto de valores de una organización. Si no existen unos valores definidos, los valores pueden diferir entre los departamentos, generando una desalineación y, probablemente, un conflicto interno. Si los valores de una organización no están alineados e implementados en todas las funciones, no es posible crear una cultura única (de seguridad alimentaria o de cualquier otro tipo).
El conjunto de valores de una empresa también se ve influenciado por el nivel de riesgo que está dispuesto a asumir para cumplir sus objetivos generales.
Para que la mitigación de riesgos de seguridad alimentaria sea una cuestión prioritaria, la misma organización debe establecerlo como una prioridad y contar con ello dentro de los objetivos comerciales generales.
Cuando el riesgo de seguridad alimentaria está integrado en los objetivos individuales de cada función, fortalece la resiliencia de la organización en general, al servir como parámetro operativo para cada función. Crea un entorno en el que no cabe duda de que el riesgo de seguridad alimentaria está definido y nunca se verá comprometido, independientemente del contexto, las circunstancias y el coste.
En cambio, en organizaciones con agendas impulsadas por las funcionalidades, el riesgo para la seguridad alimentaria no es un factor determinante en la toma de decisiones o no es un indicador de desempeño de cada función. En una organización impulsada funcionalmente, un equipo como el de adquisiciones determinará sus propios objetivos funcionales individuales, que pueden ser distintos y estar separados de los objetivos comerciales generales.
La función del departamento de adquisiciones es garantizar la entrega oportuna de materiales y servicios y, en muchas organizaciones, también puede enfrentarse al desafío de impulsar una agenda basada en costes. Por lo tanto, si un equipo de adquisiciones no está obligado, por un valor comercial general, a gestionar el riesgo de seguridad alimentaria, su estrategia funcional no tiene que verse influenciada por los riesgos o valores de otras funciones; y no comparten, ni tienen que aceptar, la responsabilidad de los resultados de su agenda funcional en relación con la seguridad alimentaria.
Sin un conjunto claro de valores comerciales arraigados en todas las áreas funcionales, se formarán agendas funcionales y se crearán subculturas y conflictos internos. Para que una cultura de seguridad alimentaria esté realmente arraigada, los valores de una organización deben ser más que contenido de marketing o placas que adornen la recepción.
Si bien esta alineación tiene una razón sencilla, como ocurre con muchos de los pasos hacia una cultura de seguridad alimentaria exitosa, la alineación de los valores de la organización puede ser un desafío. Las organizaciones que luchan contra este o cualquier otro aspecto de la implementación de su cultura de seguridad alimentaria tienen a su disposición apoyo adicional a través de los recursos de BSI o nuestro curso de cultura de seguridad alimentaria, que incluye el curso presencial (virtual) así como soluciones online bajo demanda.