Desde el origen de los materiales hasta su eliminación, una evaluación del ciclo de vida del producto (ECV) ofrece información sobre los impactos ambientales, tanto grandes como pequeños, que se producen a lo largo de toda la vida útil de cada producto. A medida que los organismos normativos de todo el mundo refuerzan las normas ambientales, la implementación de la ECV puede proporcionar una comprensión integral de los impactos ambientales de un producto, lo que permite a las organizaciones identificar áreas de mejora y tomar decisiones más sostenibles.
¿Qué es una ECV?
La ECV es una metodología para cuantificar los impactos ambientales de los productos a lo largo de su ciclo de vida completo o parcial, desde la adquisición de la materia prima hasta la eliminación o reciclaje del producto.
Como ejemplo, pensemos en una bicicleta. Nos interesa evaluar la huella de carbono de la bicicleta a lo largo de todo su ciclo de vida. Una cadena de suministro de productos simplificada podría verse de la siguiente manera:
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El primer paso es rastrear toda la cadena de suministro de bicicletas desde la fase inicial (hasta la extracción de materia prima) hasta la fase final (hasta la eliminación o el reciclaje de la bicicleta), como se muestra en el diagrama de flujo anterior. De este modo, podemos realizar un seguimiento de todos los requisitos de energía y materiales, así como de las emisiones, no solo durante el uso o la producción de la bicicleta, sino también a lo largo de toda su cadena de suministro. Por tanto, traducimos todos los requisitos de materiales y energía y las emisiones en una puntuación de impacto ambiental (digamos huella de carbono para este ejemplo), en términos de CO2 equivalente.
Al cambiar la perspectiva de la evaluación del desempeño ambiental desde el uso directo del producto (bicicleta, en este ejemplo) a la cadena de suministro mediante la ECV, podemos hacer lo siguiente:
- Asignar la cuantificación real y del ciclo de vida de la huella de carbono a un producto o servicio al tener en cuenta todos los factores de las actividades de proveedores y en las actividades posteriores a la fabricación.
- Identificar las etapas del ciclo de vida con mayor huella de carbono.
- Y evaluar y luego emprender alternativas prácticas para reducir eficazmente la huella de carbono de los productos al tener como objetivo las etapas del ciclo de vida que más contribuyen a la huella de carbono general del producto.
Por ejemplo, supongamos que la cuantificación de la huella de carbono de la bicicleta mediante la ECV muestra que las materias primas representan la mayor parte de la huella de carbono total de la bicicleta. Esto destaca que los esfuerzos futuros para reducir la huella de carbono del ciclo de vida de la bicicleta deben centrarse en el abastecimiento de materias primas (por ejemplo, el uso de materiales alternativos con una menor huella de carbono, como materiales reciclados).
La función de la ECV en la sostenibilidad
La función de la evaluación del ciclo de vida en la sostenibilidad se puede ver a través de la sostenibilidad ambiental y la sostenibilidad social y económica.
Ambiental
La evaluación de los impactos ambientales a lo largo de toda la cadena de suministro proporciona una comprensión más completa del impacto ambiental total de un producto o servicio al tener en cuenta los impactos indirectos (por ejemplo, extracción de materia prima, procesos de fabricación, transporte y eliminación). Este enfoque ayuda a identificar y abordar riesgos ambientales ocultos o pasados por alto, respalda una toma de decisiones más informada y permite la implementación de estrategias de sostenibilidad eficaces. Además, evita la transferencia de carga, donde el impacto ambiental en una etapa del ciclo de vida se reduce, mientras que el impacto en otra etapa aumenta (a menudo sucede cuando se centra únicamente en los impactos directos y las emisiones).
Sin embargo, la ECV no se limita únicamente a la huella de carbono. En esta se tienen en cuenta varios factores ambientales como el agotamiento de los recursos (por ejemplo, el uso de combustibles fósiles), el uso del agua (por ejemplo, la captación neta de agua subterránea), el uso de la tierra (metros cuadrados de tierra cultivable), la contaminación del aire y del agua (emisiones de gases contaminantes como NOx and SOx) y la generación de residuos (emisión de residuos peligrosos a la tierra y al agua). Al tener en cuenta una amplia variedad de indicadores, la ECV permite realizar una evaluación más precisa e integral de los impactos ambientales asociados con un producto o servicio y respalda opciones sostenibles más allá de las emisiones de carbono.
Sostenibilidad social y económica
La ECV no solo es una herramienta útil para fomentar la sostenibilidad ambiental, sino que también es útil para la sostenibilidad social y económica al promover el pensamiento del ciclo de vida. El pensamiento del ciclo de vida tiene como objetivo identificar posibles puntos críticos ambientales, económicos y sociales (conocidos como costos del ciclo de vida y evaluación del ciclo de vida social), descubrir impactos ocultos y tomar decisiones informadas en las que se priorice la sostenibilidad a lo largo de todo el ciclo de vida. Fomenta la consideración del sistema más amplio y la interconexión de actividades (lo que se conoce como pensamiento sistémico), en lugar de centrarse únicamente en etapas aisladas o impactos directos.
Una ECV es una herramienta poderosa para la evaluación de la sostenibilidad. Proporciona un enfoque sistemático e integral para evaluar los impactos ambientales, sociales y económicos de un producto o servicio a lo largo de todo su ciclo de vida. La ECV ayuda a identificar áreas potenciales de mejora, lo que permite una toma de decisiones informada y la implementación de prácticas más sostenibles.
Sin embargo, si bien la ECV es fundamental para evaluar la sostenibilidad, no es suficiente por sí sola. Es la adopción del pensamiento del ciclo de vida lo que da el gran impulso hacia la sostenibilidad. El pensamiento sobre el ciclo de vida va más allá de la ECV al contemplar la interconexión de las actividades, promover una perspectiva integral y tener en cuenta no solo los factores ambientales sino también las dimensiones sociales y económicas. Al adoptar el pensamiento del ciclo de vida, las organizaciones pueden integrar verdaderamente los principios de sostenibilidad en sus procesos de toma de decisiones e impulsar un cambio positivo significativo hacia un futuro más sostenible.
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