Las normas pueden beneficiar a las organizaciones, las industrias, la sociedad y los individuos de muchas maneras.
Gracias a los marcos de mejores prácticas que proporcionan, ayudan a mejorar la calidad de los productos y servicios, y a garantizar la seguridad y la confiabilidad. Las normas también facilitan la interoperabilidad, de modo que todo funciona en conjunto sin problemas, algo crucial en nuestro mundo conectado globalmente.
Impulsan la eficiencia, ya que permiten agilizar procesos, reducir el desperdicio y minimizar errores. Las normas también fomentan la innovación, puesto que proporcionan una base para el desarrollo de nuevas tecnologías y pueden abrir el acceso a nuevos mercados para las empresas.
Mediante su adhesión a las normas, las organizaciones pueden generar confianza y credibilidad con los clientes y las partes interesadas, lo que mejora su reputación y su ventaja competitiva.